Sentir ansiedad o temor de manera ocasional cuando nos enfrentamos a situaciones estresantes es parte de la vida. Sin embargo, cuando la ansiedad o el temor se vuelven persistentes, muy intensos o excesivos puede que la persona esté presentando un Trastorno de Ansiedad, una situación clínica que requiere ayuda profesional urgente.
La persona con trastorno de ansiedad y ataques de pánico suele presentar actividad anómala en algunas estructuras cerebrales profundas que requieren estabilización con tratamientos específicos.
Síntomas frecuentes según tipo:
Trastorno de ansiedad generalizada: Ansiedad y preocupación excesiva en relación con diversos sucesos o actividades durante al menos 6 meses (puede ser intermitente).
Ataques de pánico: Se caracteriza por ataques de miedo o malestar intensos, recurrentes e imprevistos con manifestaciones como: palpitaciones, sudoración, temblor, sensación de ahogo, dificultad para respirar, mareos, escalofríos y/o miedo intenso a morir.
Ansiedad de separación: Se caracteriza por malestar excesivo y recurrente cuando se vive una separación del hogar o de las figuras cuidadoras que puede manifestarse con llanto, resistencia a salir, preocupación por pérdida de las figuras de apego, pesadillas.
Agorafobia: Miedo o ansiedad intensa en mas de dos de las siguientes situaciones: uso de transporte público, estar en espacios abiertos o cerrados, multitudes, salir fuera de casa solo.
Fobia específica: Se caracteriza por miedo o ansiedad intensa por un objeto o situación específica. Por ejemplo miedo a volar en aviones, subir en elevadores, a las alturas, a algunos animales o insectos, al transporte público, etc.
Si la ansiedad se inició de forma súbita a partir de una experiencia traumática en primera persona o como testigo, recomendamos leer: Trastorno de estrés postraumático.
ALGUNOS SÍNTOMAS TIPICOS DE LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD:
Miedo o ansiedad excesiva e inapropiada durante un período de al menos 6 meses. Puede presentarse de forma intermitente.
Preocupación por pérdida de las figuras de apego.
Preocupación excesiva y persistente por la posibilidad de un acontecimiento remoto adverso,
Pesadillas frecuentes. Terrores nocturnos.
Temor excesivo o fobia a situaciones , objetos o animales específicos.
Miedo al uso de transporte público, espacios abiertos o cerrados, multitudes o estar solo fuera de casa.
Sudoración.
Temblores o sacudidas involuntarias de las manos o piernas.
Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.
Sensación de ahogo.
Dolor o molestias en el tórax.
Náuseas o malestar abdominal.
Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
Escalofríos o sensación de calor.
Sensación de estar atrapado o con los nervios de punta.
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